Siempre a favor de todo aquello que sirva para unir y no para dividir.
La unión europea ha conseguido desde su fundación y con sus avances varias realidades que ningún europeo estaría dispuesto a perder como son: la libertad de movimientos sin fronteras interiores, el uso de una moneda común y la existencias de instituciones europeas que igualan muchas normas y reglas fomentando el respeto entre los ciudadanos de distintas culturas.
Quedarse mirando a las ramas de los árboles para no querer ver el bosque que está detrás, es una visión muy limitada y posiblemente innecesaria.
Europea es más pacífica que nunca y las bajas pasiones de extremos ideológicos son las propias ramas que impiden ver la grandiosidad de conquistar cuotas de acuerdos que consiguen la paz como la propia construcción europea.
Sírvase de ejemplo el ver lo difícil que es llegar a acuerdos que favorezcan la unión y nótese el actual clima político que no es capaz de acordar nada con su contrario. Entonces ¿Cómo es posible permitir a quien no quiere ceder el derecho de liquidar acuerdos de otros con miras más profundas y responsables que consiguieron efectos positivos en las sociedades y las personas?.
No parece serio el tratar de Europa desde una visión localista y populista de un estado cualquiera.
El populismo y la mediocridad reina en los discursos políticos, los partidos políticos y finalmente en muchos gobiernos. Parece que es un dilema de difícil solución y que será necesario paciencia y equilibrio de los mejores para atenuar momentos de transición derivados de los profundos cambios tecnológicos que desubican a las personas e ideologías y, que por supuesto señalan ineficiencias de organización del mantra europeo de discursos vacíos de etiquetas inmovibles como los estados de bienestar.
Mirar a las ramas no impide tener que valorar la realidad del estado de bienestar, su calidad y esfuerzo de financiación. Ese columpio de impuestos y privilegios en el recreo de la creciente riqueza, genera aunque sea desde las ramas, una dialéctica ideológica populista que en nada ayuda a que las personas disfrutemos de la organización de la riqueza de manera adecuada a los cambios y basados en los principios de justicia social.
Los estados de bienestar están siendo ineficientes.
esta realidad es perceptible y parte de frustración que recoge el populismo para sus endogámicos intereses y ahí Europa tiene un punto de mejora y de unión.
Europea ha conseguido derribar ideologías y populismos locales y éstas son ahora las que atacan a su propio origen pero insisto y lo expreso de otra manera: trabajar para la paz no puede ser negociable aunque se ponga de moda.
Si los populismos no hablan de fronteras, fiscalidad, defensa o bienestar europeo no cambiarán su propio origen de organizaciones limitantes a las que no se debe poner los focos de los protagonistas porque entonces retroalimentaremos la tiranía del populismo y la ignorancia en el poder.
Disculpen ustedes un post de ideas de pensar y sirva para incondicionalmente premiar, favorecer y ayudar a todo lo que sirva para uniones y no para divisiones o enfrentamientos.
Viva Europa y viva las cohesiones culturales basadas en el respeto, el cariño, y su defensa.
Gracias Europa.