Más allá del reencuentro con los libros y los amigos, esta época nos brinda una oportunidad de oro para reflexionar sobre el tesoro más valioso que tenemos como sociedad: nuestros niños y jóvenes. Ellos no son solo el futuro; son el vibrante y enérgico presente que moldea el mañana. El Presente es Suyo, el Futuro es de Todos A menudo, caemos en el tópico de que las nuevas generaciones son el futuro. Y si bien es cierto, esta afirmación puede eclipsar una verdad mucho más poderosa: los niños y jóvenes son agentes de cambio en el aquí y el ahora. Con su curiosidad innata, su creatividad sin límites y su audaz capacidad para cuestionar lo establecido, nos empujan a ser mejores. Su visión del mundo, libre de los prejuicios que a veces acumulan los años, es un soplo de aire fresco que puede desatascar problemas y abrir nuevas vías de progreso. Invertir en su bienestar y desarrollo no es un gasto, sino la inversión más rentable que podemos hacer para construir una sociedad más justa, innovad...